"
Leemos mal el mundo y después decimos que nos engaña"
R. Tagore
No caben dudas que desde que nacimos, primero nuestros padres, posteriormente los maestros en la escuela, e incluso la sociedad en general nos sembraron en la mente, así como nosotros también lo hemos hecho, que lo opuesto al
éxito es el fracaso.
No hay nada que por lo general los seres humanos le tengamos más temor que a fracasar. De niños nos limitamos de hacer muchas cosas por temor al fracaso; de jóvenes dejamos de enamorar a quien más nos atrae, por temor al fracaso y de adulto, nos limitamos aún más de hacer muchas cosas y con ello mejorar nuestras vidas, por ese bendito estigma que es el fracasado.
Pocos son los que descubren que el fracaso son la fuente principal de la tan necesaria experiencia y que sin ella no se accede a triunfar en la vida. Los que no la aceptan, los que superan esta poderosa barrera, son los que triunfan, porque saben perfectamente que si creen en algo, saben que posiblemente se equivocarán varias o muchas veces, hasta que logren alcanzar el triunfo.
Así lo hizo Crsitobal Colón cuando se lanzó al mar buscando nuevas rutas de comercio o Henry Ford con su auto Ford, hasta que se convirtió en un próspero industrial del mercado automotriz, cuando los carretones de caballos eran la única forma de traslación que conocía la humanidad; o el creador de Kentucky Fried Chicken, este señor no inventó el pollo frito, asi como los fundadores del fast food, o los creadores de las comidas congeladas en los mercados, tampoco inventaron la comida, pero todas estas personas sabían algo: la sociedad se estaba encaminando a una nueva fase de su desarrollo y por tanto existiría una demanda mayor de la sociedad que necesitaría consumir en lugares que no les tomara mucho tiempo. Pero llevar a cabo tal idea les tomó bastatne esfuerzo y seguramente no pocos errores, que por supuesto ellos no llamaron fracaso, sino que lo tomaron como fuente de experiencia para perfeccionar su proyecto y alcanzar el éxito de lo que es hoy un imperio de negocios expandidos por todo el mundo. Pocas personas en el planeta pueden conocer al detalle lo que es Estados Unidos, pero cualquiera en el día de hoy, no importa en donde viva, conoce o ha escuchado lo que es un Mac Donald.
Cualquier ser humano lo pudo poner en práctica, pero sólo ellos lo consiguieron, tan sólo porque no se conformaron con estar en donde estaban y se arriesgaron a obtener lo que ellos creían que podía ser posible. El difunto hoy Steve Jobs, no inventó las computadoras, ya estaban inventadas, pero él supo darse cuenta de que tal adelanto tecnológico podía dejar ser herramienta útil de las grandes empresas para convertirse en una necesidad de todos. Steve no se conformó con ser un aficiente profesional y se arriesgó a lo largo de la vida a re-inventar todo, para terminar cambiando al mundo de hoy.
Desde que comenzamos a ser seres humanos, hemos estado sometidos a constantes cambios sociales que han implicado siempre darle paso a un nivel superior en las relaciones sociales. Desde la etapa feudal hasta nuestros días, siempre nos han conmocionado los cambios, pues estos imponen un nuevo código en las formas de producción y en la manera que nos relacionamos como manada.
La Revolución Industrial, provocó no pocas reacciones y rechazo en la incipiente clase obrera, pues según como lo entendían, las máquinas eliminaban las fuentes de trabajo de la inmensa mayoría que ayer y hoy viven del sudor de su frente.
El capitalismo desde su surgimiento como sistema social ha transitado por etapas de crisis convulsas que terminan siempre dando inicio a una nuevas relaciones sociales y de producción a un nivel superior. NO EXISTEN CRISIS ECONOMICAS, sino una nueva manera en que la economía (ya sea de las personas, las empresas y la sociedad) se conducen a partir de un momento dado. Al igual que las erupciones volcánicas, antes de comenzar, emiten ciertos avisos de la naturaleza de que se acerca un inevitable reacomodo de las entrañas de la tierra, así también sucede con nuestros sistemas sociales y económicos.
La globalización de la economía surgida en los años ochenta en el pasado siglo comenzó a hacer nuestro mundo más chico. Pocos de aquella clase media en los EEUU, que vivían muy bien y bastante felices con un salario que les permitía no pocas distracciones, pudo vislumbrar que la globalización le permitiría a China ofrecerle a las grandes compañías americanas fabricar con mucho menor costo de producción, lo que en norteamerica se hacía. Muchos no estuvieron preparados para ese cambio, no cambiaron, pero la vida les cambió para peor, pues comenzaron a ser más pobres.
La próspera y acomodada clase media de los EEUU conmocióno y ha tenido que re-adaptarse y re-inventarse a partir de entonces para conservar sus privilegios y por supuesto, muchos no lo han conseguido, condicionado fundamentalmente por el conformismo que dirige nuestras vidas. Muchos saben, pero pocos aceptan, que los países del Primer Mundo hace mucho que han dejado de exportar productos elaborados (ahora se fabrican la mayoría de los emergentes países asiáticos) para convertirse en países exportadores de servicio y tecnología de punta.
Pero ese mundo desarrollado está ahora en otro proceso de cambio con el nuevo milenio, pues el desarrollo de la internet lo ha hecho mucho más pequeño y accesible para casi todos. Se han creado nuevas pautas en la manera de hacer negocios y las grandes compañías han de sumarse a esta nueva era o perderán su dominio en el mercado o cederán su puesto a otros que sepan aprovechar la oportunidad. Tal como le sucedió a Suiza en los años setenta, cuando un error de visión de negocio, les hizo resistirse a usar una naciente tecnología en la manera de fabricar los mismos. Ello le trajo como consecuencia dejar de ser una potencia mundial como fabricantes de relojes, que la marca Seiko lo aprovechó al maximo y de lo cual los suizos no se han podido recuperar hasta nuestros días. Lo paradójico de esta historia es que fueron dos paisanos de su propia tierra los que le vendieron la idea a los japoneses, que la aprovecharon al máximo; así de cruel a veces es la vida.
El
mercado en red es la nueva alternativa del mundo de hoy, que en nuestros días genera miles de millones de dólares a quienes lo hacen. El desarrollo de la internet está dando pasos enormes en la manera de hacer negocios por este medio y por supuesto, con una nueva visión y diferentes condiciones para realizarlo. Las grandes compañías o pequeñas que intenten llevarlo a la manera tradicional estarán condenados a quedarse atrás o desaparecer con el tiempo.
Ya no se trata de colocar una poderosa empresa y crearle un sitio en la web para que el interesado la visite y adquiera ahí lo que esta buscando. La competencia es agresiva pues ahora se trata de un inmenso centro comercial que es el mundo entero interconectado a él y que cualquiera puede visitar sin mucho esfuerzo.
Por tanto la misma necesidad de mantenerse y crecer ha dado paso a una nueva modalidad y es la de que estas compañía le ofrecen una parte de su pastel a aquel que se integre a ella como parte de su equipo de "
empresarios independientes" y es lo que en la actualidad es conocido como
negocios de multinivel, en donde todos somos parte de un gran benefio y en donde usted se diferencia o se parece al resto, sólo por la capacidad y tenacidad que tenga para realizarlo.
Realmente no creo que la mayoría que han hecho gran fortuna con un negocio bien fundado sean tan buenos samaritanos como para compartirlo con el que no tiene nada o muy poco, pero están ante una encrucijada que los lleva a aceptar una nueva manera de continuar creciendo, o perecer al mantener sus tradicionales formas de hacerlo.
Los negocios de multinivel son una beneficiosa alternativa económica para cualquiera que esté interesado en mejorar su vida haciendo una inversión al alcance de su bolsillo, en donde el límite está colocado en donde usted le plazca ponerlo. Es muy posible que aún existan posibilidades en algunas partes del mundo de vivir medianamente bajo la cómoda sombra de un salario de empleado y le permita ampararse en el conformismo que le otorga el refrán de que "
más vale malo conocido que bueno por conocer". Pero le aseguro que en los países del Primer Mundo esa sombra cada vez disminuye más.
Culpar a la Vida, o al Destino, o a la cruel Economía de Mercado de nuestras desgracias es pasarle a otros nuestras responsabilidades para conformarnos con la nueva realidad... y me pregunto otra vez:
¿lo opuesto al éxito es el fracaso?